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Chile, fértil provincia, y señalada / en la región antártica famosa, / de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, / tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, / ni a extranjero dominio sometida. La Araucana. Alonso de Ercilla y Zúñiga

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Editor: Neville Blanc

Friday, May 08, 2009

Pero brecha entre teoría y realidad habrá siempre, y peca de negligencia cualquier regulador


David Gallagher

El Mercurio Viernes 24 de Abril de 2009

La razón y la experiencia
Los agentes económicos no son tan racionales como los creen algunos analistas financieros. O lo que es racional para uno, no lo es para otro: mucho depende de cómo están configurados los incentivos de cada cual. Por eso hay a veces notables brechas entre lo que ocurre en un mercado, y lo que debería ocurrir según algunos teóricos. Muchas crisis se generan porque éstos no averiguan si el comportamiento real de la gente corresponde a lo que, según la teoría, debería ser. Los precios que emanan del mercado nos permiten tener un conocimiento aproximativo de lo que ocurre, pero cabe a veces complementarlo con indagaciones empíricas.
Recordemos lo que pasó en Chile entre 1981 y 1983.
En 1981 estábamos en un boom, alimentado por un masivo influjo de créditos externos. Los bancos internacionales competían entre ellos para conseguir mandatos para liderar créditos sindicados a los bancos chilenos, que a su vez prestaban los dólares a empresas que parecían convencidas que el dólar iba a estar siempre a 39 pesos. Nuestras autoridades creían que los acreedores externos hacían un asiduo análisis de cada banco chileno, ya que éstos no contaban con un aval del Estado. Pero ellos no hacían análisis serios. Lo que les interesaba era obtener más y más mandatos, para ganarse comisiones e intereses, y para mejorar su lugar en algún ranking. Además, suponían que el Estado iba a rescatar a los bancos chilenos si llegaran a estar en apuros. En eso tuvieron razón: es lo que después se hizo.
En 1982, la locomotora crediticia ya se acercaba, a toda velocidad, a una implacable muralla que era el "límite país" de los bancos internacionales. En su afán de ganarse mandatos, éstos dieron poco aviso de este factor de escasez: no subieron gradualmente el precio de los créditos, por lo que las autoridades chilenas, en su racionalidad, supusieron que había un amplio margen de crédito adicional disponible, aunque fuera a otro precio. De repente los créditos se pararon, y Chile entró en una crisis que provocó un desempleo de casi el 30 por ciento. Esa tragedia se habría evitado si las autoridades, en vez de creerle solo al precio de los créditos, se hubieran enterado más de lo que realmente estaba pasando entre los acreedores externos.
El descuido de éstos en América Latina entre 1978 y 1982 se debió en parte a la necesidad de desprenderse de los petrodólares que les llegaban producto del alto precio del petróleo. El descuido de los mismos en los últimos cinco años en todo el mundo se ha debido también a grandes desequilibrios en cuenta corriente, y al hecho de que los países con excedentes, sean de Arabia o de Asia, son, por cultura, o por tener mercados internos chicos, muy propensos a ahorrar. La necesidad de invertir estos inmensos ahorros cuanto antes minó la disciplina de los mercados financieros. Presas de una euforia descontrolada, las instituciones financieras se apalancaron cada vez más, porque nada ni nadie se los impedía, y porque así respondían al incentivo más potente que tenían sus ejecutivos: los bonos que les pagaban sobre utilidades inmediatas.
La brecha que se da entre la racionalidad teórica y el desordenado e impredecible mundo real, parece ser más grande en períodos de alto desequilibrio en cuentas corrientes, ya que los enormes excedentes por invertir minan toda pretensión de disciplina en los análisis de crédito. Pero brecha entre teoría y realidad habrá siempre, y peca de negligencia cualquier regulador, llámese Greenspan u otro, que, enceguecido por la teoría, no esté alerta, como detective, a lo que de verdad está ocurriendo.

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